viernes, 9 de noviembre de 2007

Nieve, Arco Iris y otros fenómenos meteorológicos...

Esta nevando en Bergen!
Que sensación descorrer las cortinas por la mañana y encontrarte un nube de copos blancos flotando por todas partes como pequeños hombrecitos con paracaidas...caen tantos que parece que haya niebla cuando miras a lo lejos desde la ventana de tu habitación.
Y en cinco minutos la montaña de enfrente se ha convertido en una fotografía en blanco y negro donde sólo los troncos de los árboles permanecen de su color original. Y mientras, los copos siguen cayendo poquito a poco, deslizandose con el viento, a veces más grandes y más furiosamente, otras más pequeñitos y disfrutando del vuelo.
Y entonces la nube pasa... y sale el sol. Un sol tremendamente amarillo que ilumina las ramas más altas de los árboles, como una corona dorada, hasta que otra nube llegue con su manto de algodón.
Aunque supongo que me acabaré cansando de ver nevar (por ejemplo hoy tenía que ir hasta el lidl a comprar comida y no creo que pueda) por ahora es una emoción tan grande, como si la naturaleza se vistiese con un traje de gala y cobrase protagonismo, como si se mostrase bien orgullosa y con la cabeza alta, enseñandote toda la belleza inigualable que olvidamos y destruimos en nuestro día a día. Pero para mi, habitante siempre de ciudades costeras, nevar sigue siendo algo muy mágico a lo que no estoy acostumbrada. Así que aquí me teneis, sentada al ordenador, mirando por la ventana embobada, escuchado la banda sonora del señor de los anillos (de ahí mi poesía épica) y creyendo en trolls, trasgos y en todo lo que haga falta (en lugar de preparar un trabajo de la universidad que tengo que entregar hoy...vaya, mas de lo mismo).
Y ayer he visto el arco iris más definido y mas perfecto de toda mi historia. Saliendo de clase ahí estaba... con sus siete colores, que yo incluso creo que era alguno más, el doble arco iris por encima de Bergen. De hecho claramente se veía el punto donde nacía y moría el arco de medio punto más colorido de la historia de la arquitectura. Pero lo de ir hasta allí ya era más complicado, porque además si ahí está la fortuna para nuestra cultura, para los noruegos ahí viven unos duendecillos verdes que tampoco te creas que me hacía mucha ilusión conocer (sobretodo teniendo en cuenta que aquí los trasgos son sanguinarios, malvados y con dientes afilados, a saber cómo serán los duendecillos...).
Porque después de ver ese arco iris, que parecía pintado sobre las nubes, y después de ver el reflejo dorado del sol sobre la nieve recién caída te das cuenta de que es un país mágico, en el que ni los fenómenos meteorológicos son normales y cada día te sorprenden con algo que los urbanitas no hemos visto más que en postales y películas.
Y así, rodeada de esta naturaleza amante del espectáculo, coqueta y exhibicionista, tomas conciencia que aqui el protagonista no eres tu y te quedas sobrecogida con una gran sensación de felicidad. Es la mejor cura contra el egocentrismo.

2 comentarios:

anna dijo...

sofi, me he atrevido con esto, aunque simplemente sirva para poner orden a mis pensamientos, algo muuy personal, pero estaré encantada de que tus preciosos ojos azules me lean, y me digan!

un abrazo mas que fuerte revolcado por hierba

Mª Dolores dijo...

¡¡¡Qué gusto da leerte!!! Esto es para animarte y que sepas que creo que tienes futuro como escritora (¿ya terminaste el libro que te regalé ... sin escribir, para que lo hicieras tu?), como periodista o lo que quieras, pero algo en lo que tenga mucha importancia la palabra escrita. Te expresas como nadie, y hoy expresas felicidad, al menos ahora... "el poder del ahora"...

Que sigas teniendo muchos momentos así. Muchos besos Mª Dolores