viernes, 8 de febrero de 2008

El Rock duro en Noruega

Empezamos a sospecharlo cuando fuimos a Tromso, en el famoso Bla Rock Bar, y ahora cada vez estamos más y más seguros... pero para poder explicaroslo como dios manda es necesario contextualizar un poco.

Voy a describiros físicamente al adolescente medio noruego (digamos de entre 13 y 25, que aquí se independizan ligeramente antes) en sus vertientes más abundantes.

Para ellos tenemos, como no (viva la globalización), los pantalones ligeramente anchos cuidadosamente caídos dejando entrever unos calzoncillos que cuestan más de lo que gano yo en un día de trabajo. Cuidadosamente acompañado con una prenda que llamaré "chaqueta" pero que viene a ser una imitación de cazadora impermeable pero que todos sabemos que deja escapar todo el calor corporal y que no es nada más que para fardar de marca. Esta "chaqueta" también les baila en sus delgados cuerpos de adolescente, mismo tallaje que los pantalones. Para culminar el atavío tenemos los pelos de una longitud incómoda, esa a la que las madres españolas te piden una cita a la pelúquería por cuenta propia, sólo para quitarte el pelo de los ojos, cuidadosamente despeinados y engominados como si de una fiesta de vectores pringosos se tratase. Indispensable el "algo" que cubra la cabeza, ya sea un pañuelo de esos de presidiario americano atado a lo pirata o un gorro de esquiar que se calan sólo hasta la mitad consiguiendo el llamado "efecto condón". Eso por el lado masculino.

En cuanto a ellas, es aún más interesante. Tenemos la versión sport que consiste en pantalones de chadal de algodón anchos, siempre grises, calcetines por encima de las perneras de los pantalones, a lo Tintín (costumbre ocasionalmente también adoptada por ellos, que tiene su lógica si pensamos en la meteorología bergeniana-bergense). "Chaqueta" más entallada que la masculina que finaliza a la altura de la cintura y pelo completamente despeinado. Y no digo cardado, digo despeinado y cogido en una coleta, como si viniesen de pelearse de la que hacían aerobic, vamos. Maquilladísimas, y el dato indispensable: un bolso gigantesco, mucho más grande que ellas (que así en general no es que abulten mucho, dicho sea de paso) que por cierre tiene una corona del tamaño de un puño repleta de brillantitos, horterísima.

La versión de fiesta es un poco más parecida a lo que se puede ver por Gijón un sábado. Así y todo existe una tendencia creciente hacia los vestidos de enana premamá (muy anchos pero muy cortos) y las sandalias de tacón (lo cual ya rompe con la lógica de los calcetines sobre los pantalones y la meteorología).

A todo esto hay que añadirles los guays, los enteraos, los neoprogres, los gafapasta, los topetrash... Esos son iguales en todos lados y no hace falta que os los describa (vaqueros entallados, camisetas con diseño-frase ocurrente aserposibledelos80, zapatillas Vans en todas sus variantes, pelo setentero...). La única particularidad que tienen aquí estas personas es que son los únicos que llevan palestino. En fin...

Bueno, ahora que ya estais situados quiero que os imagineis a esa gente a vuestro alrededor. Porque abueletes ves pocos, trabajadores tampoco abundan porque, extenuados, se pasan el tiempo en sus casas-paraíso de IKEA... Así que las calles, los autobuses y por supuesto, la vida nocturna está tomada por esa gente. Rubias y más rubias despeinadas con coleta, "chaquetas", "chaquetas", calzoncillos caros, bolsos grandes, por todas partes. ¿Os lo imaginais ya?. Nosotros ya estamos a costumbrados, pero con nuestra mente sencilla, ante tal espectáculo pasamos a clasificarlos a todos como "pijos- fiesteros" y no se hable más.

Pues no señor.

Ayer había un concierto gratis, y si es gratis, se va, así sean los del Río. Bueno, los del Río no serían, pero eran dos que parecían sacados de una peli de los Cohen, guitarra y batería, con mostacho y camiseta interior blanca... El caso es que era rock duro aquello que tocaban, bastante duro de hecho, una especie de heavy con un toque de country (por lo de las caras de farmers que tenían) y el local, "fashion-guay" donde los haya, lleno de la gente arriba descrita gritando, cantando las canciones a voz en grito, las chicas con esas sandalias de tacón saltando como energúmenas ante las sacudidas de cuerdas de la guitarra, los chicos empujándose unos a otros como posesos sin temer ni un segundo que se les cayesen esos pantalones tan estratégicamente colocados...un espectáculo digno de ver.

Así que nuestra teoría, aquella que elaboramos en Tromso, se ve confirmada: aquí todos son rockeros duros y luego, cada uno se interesa más por el estilo de música que más le guste, pero el rock es la base. En España, todos nos sabemos al menos el estribillo de las canciones de Shakira, por ejemplo, aunque luego lo tuyo sea el Rythm and Blues. Pues aquí todos se saben Metallica, y luego ya se irán definiendo.

¿Y eso en qué posición deja a nuestros "pijos-fiesteros"? ¿Son realmente heavies camuflados? ¿Es gente que ama el rock duro pero se ve influenciada por la MTV? ¿O son pijos-fiesteros que les gusta el rock duro? (lo cual sería como admitir que a un león le guste la lechuga). Aún no lo sé, pero intuyo que es una de esas contradicciones noruegas que permanecerán inexplicables para los erasmus por los siglos de los siglos.

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