sábado, 22 de diciembre de 2007

Transcripción del diario de viaje III...

Qué pasada.
Es increible. La nieve parece granizo, lo doméstico se convierte en salvaje, el amor se esconde tras la dureza, los paisajes rudos... y esa es la mejor noticia.
Hoy hemos guiado durante una hora un trineo tirado por perros (huskies mezclados con perros X) y es toda una experiencia. Siete personas españolas, viviendo en Noruega, compartiendo naturaleza y el lado más salvaje de nuestra plácida y plastificada vida con un alemán. Ropa caliente, día lluvioso, una canasta de trineo con pieles, dos esquies, cinco perros, un freno y nmucha sebsación de poder dominar el mundo.
Ahora ya sé que no serviría para esquimal, no sería capaz de depender de unos perros y no permitirme quererlos ni un poquito...porque es lo mejor para todos y tu vida puede depender de ello.
Caerte y ser la persona más vulnerable del mundo, pero sentirte sola en la tundra y superior a aquellos que tienen tu vida en sus manos (¿o debería decir patas?). En definitiva, una buena experiencia.

Huele a tienda de animales, a fuego, a té, a trata de chocolate, a pis de perro... Y aullan. Y están nerviosos. Y saltan. Y quieren salir corriendo. Y tiran. Y están agotados, o al menos cansados, pero están ansiosos por hacer aquello para lo que han sido criados: correr. Es el sentido de su vida y están tan inquietos...Nunca podrías imaginar que hacen tanto ruido, ni que tiran tan fuerte. Se palpa la tensión en el aire crispado, no son perros, son animales, se les trata como tales y sirven para lo que siempre han servido. Y el ser humano cobra cierta importancia, al menos así tiene alguna función.

1 comentario:

Beatriz dijo...

De Noruega sabía que estaba muy al norte y que hacía mucho frío, y que además parecía tener una sola ciudad... Y ahora vas tú y me metes el gusanillo de la curiosidad y heme aquí que, tras leer todo lo que llevas escrito en el diario, me encuentro navegando tras Bergen y Tromsø. Y he visto fotos... pero es todo más bonito descrito por ti.
Te seguiré leyendo.
Besinos, Beatriz